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Un año más, las madres que se dieron cita en el concierto anual en su honor salieron enamoradas. Hijos, nietos, esposos y demás allegados acompañaron a las mamás.

Ni el baldazo que cayó en el recinto alajuelense mermó el ánimo de las miles de personas que llenaron el recinto alajuelense.

El concierto comenzó a la hora prevista (4:30 p. m.), con la música de la agrupación nacional Marta y los del Barrio, que interpretó temas de Fanny Lú y el reggaetonero Daddy Yankee.

Historia conjunta. A las 5:30 p. m., la salsa se apoderó del Morera Soto, con la presentación conjunta de Víctor Manuelle y Gilberto Santa Rosa.

El popular “Ehhhhh” de Víctor Manuelle y una pantalla gigante en el escenario anunciaron los segundos que faltaban para que se presentaran los salseros, quienes vistieron de negro.

Ellos presentaron el espectáculo La historia continua. Los maestros de la salsa desataron gritos y pusieron a bailar al público, que con sus capas contra la lluvia formaba una masa multicolor.

Ni el agua, ni el piso mojado frenó las ganas de bailar.

Gilberto Santa Rosa, el Caballero de la salsa, no hizo esperar a su público. Desde sus primeros minutos en el escenario, él les lanzó un temazo: Conciencia .

Víctor Manuelle, por su parte, esperaba sentado en tarima a que su compañero hiciera las delicias entre el público. Después, Así es la mujer fue el tema con el que él abrió su presentación.

De ahí en adelante, los puertorriqueños alternaron sus canciones durante hora y media.

Un montón de estrellas, Se me rompe el alma, Vivir sin ella y Hay que poner el alma fueron una pequeña parte de la cosecha de éxitos que ambos artistas cantaron.

Víctor Manuelle y el Caballero de la salsa cerraron su presentación a las 7 p. m., con La vida es un carnaval , en honor a la desaparecida Celia Cruz.

Silencio. Luego de que los salseros se bajaron del escenario, el silencio se apoderó del Morera Soto.

¿Dónde estaba Franco de Vita?, se preguntaba el público, que ya para las 7:30 p. m. estaba impaciente.

Al filo de las 8 p. m., el hombre de No basta se apareció en el escenario con Simplemente la verdad, título de una canción y de su último disco. Con este tema, saludó a su público.

Acto seguido, un taxi rojo apareció en la pantalla instalada en el centro del escenario. Los seguidores del cantante sabían de memoria lo que seguía: apareció Louis , su canción que comienza “A un cuarto para las seis...” y el músico con su guitarra en mano.

Esa fue la primera vez en la noche en que De Vita desató gritos. De ahí en adelante, estos no cesaron.

“Buenas noches, Costa Rica. Muy feliz de estar aquí, en un día tan especial. Para todas las madres un beso”, dijo el venezolano.

Amor fue lo que destiló su presentación, con temas como Será, Y te pienso, Solo importas tú y Te amo . Fue con Un buen perdedor que cerró su presentación. Las madres salieron encantadas.
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