La simplicidad vive en él, habita en su alma. Todo en él es sencillez; su forma de hablar, su gentileza para responder a un llamado de la prensa o para dejarse fotografiar junto a cualquier persona.
Ese es Víctor Manuel de Puerto Rico, el amigo de Jorge Celedón, el que lo acompañó a cantar una canción y el que no dudo ni un instante cuando fue invitado a estar presente en el lanzamiento de su nueva producción en la bonita Cartagena.
La idea era sorprender a Celedón con la presencia de su colega y amigo en medio del espectáculo. Que éste le saliera de la nada. y resultó lo planeado. Por eso antes de su aparición en público lo ubicaron en un lugar estratégico donde el cantante vallenato no lograra verlo. Sin embargo desde allí, Víctor Manuel se gozó todo el show.
Me tocó de vecino, llegó amablemente saludando a todo el mundo, compartiendo, y sin ínfulas de ninguna especie Mientras sus acompañantes lo querían sentar, no dejo a nadie con las ganas de la fotografía que deseaban hacerse junto a él. Después de despedir al último admirador, se ubicó en su silla y dejó aflorar su espontaneidad.
Con la aparición de Jorge Celedón en el escenario, fue uno de los primeros que aplaudió, hasta temí que lo descubriera si levantaba la mirada. Se veía emocionado, como un hermano henchido de orgullo, sin un dejo de envidia, tal vez sí, pero de la buena, por todo el cariño que Colombia le profesa a Celedón y que también él se está ganando poco a poco.
Entre canto y canto, Víctor Manuel, el muchacho borinqueño, se emocionaba, tocaba las palmas, se tocaba las piernas como un timbal, movía los hombros. ‘La parranda en el Cafetal’ casi lo hace poner de pie nuevamente, pero se conformó con seguir palmeando para no dañar la sorpresa.
Luego cuando apareció en escena, con la misma sencillez que lo caracteriza, le demostró a Jorgito el de Colombia, toda su admiración. Le dijo en medio del canto que era un digno representante de su país, que ostentaba el titulo de ciudadano colombiano con un inmenso orgullo. Le dio nuevamente las gracias por esa invitación, le contó que cuando llegaba nuestro país se sentía uno más de nosotros.
Mucho más tarde el sonero Víctor Manuel volvió a aparecer en escena, esta vez en los baluartes de Cartagena donde se reunió la prensa luego del concierto. El asedio de periodistas e invitados no fue menos que el que tuvo en el Pedro de Heredia; pero igual que allá, atendió a todos por igual; compartió un bien rato con los presentes, saludo a los amigos de Colombia, y se perdió por las calles de Cartagena.
Anoche lo volví a ver nuevamente junto a su amigo Celedón en La Heroica, durante la entrega de los premios India Catalina; de nuevo cantaron juntos. Esta vez sentí a Víctor Manuel mucho más cerca a la provincia, más enamorado de nuestra música; cantó lo clásico, y homenajeo al folclor vallenato. Al igual que el maestro Leandro Díaz, se rindió ante los encantos de “Matilde Lina” como cualquier mortal, y cómo no hacerlo, sí cuando Matilde camina, hasta sonríe la sabana, sonríe el 'Valle' y sonríe la vida.
Ese es Víctor Manuel de Puerto Rico, el amigo de Jorge Celedón, el que lo acompañó a cantar una canción y el que no dudo ni un instante cuando fue invitado a estar presente en el lanzamiento de su nueva producción en la bonita Cartagena.
La idea era sorprender a Celedón con la presencia de su colega y amigo en medio del espectáculo. Que éste le saliera de la nada. y resultó lo planeado. Por eso antes de su aparición en público lo ubicaron en un lugar estratégico donde el cantante vallenato no lograra verlo. Sin embargo desde allí, Víctor Manuel se gozó todo el show.
Me tocó de vecino, llegó amablemente saludando a todo el mundo, compartiendo, y sin ínfulas de ninguna especie Mientras sus acompañantes lo querían sentar, no dejo a nadie con las ganas de la fotografía que deseaban hacerse junto a él. Después de despedir al último admirador, se ubicó en su silla y dejó aflorar su espontaneidad.
Con la aparición de Jorge Celedón en el escenario, fue uno de los primeros que aplaudió, hasta temí que lo descubriera si levantaba la mirada. Se veía emocionado, como un hermano henchido de orgullo, sin un dejo de envidia, tal vez sí, pero de la buena, por todo el cariño que Colombia le profesa a Celedón y que también él se está ganando poco a poco.
Entre canto y canto, Víctor Manuel, el muchacho borinqueño, se emocionaba, tocaba las palmas, se tocaba las piernas como un timbal, movía los hombros. ‘La parranda en el Cafetal’ casi lo hace poner de pie nuevamente, pero se conformó con seguir palmeando para no dañar la sorpresa.
Luego cuando apareció en escena, con la misma sencillez que lo caracteriza, le demostró a Jorgito el de Colombia, toda su admiración. Le dijo en medio del canto que era un digno representante de su país, que ostentaba el titulo de ciudadano colombiano con un inmenso orgullo. Le dio nuevamente las gracias por esa invitación, le contó que cuando llegaba nuestro país se sentía uno más de nosotros.
Mucho más tarde el sonero Víctor Manuel volvió a aparecer en escena, esta vez en los baluartes de Cartagena donde se reunió la prensa luego del concierto. El asedio de periodistas e invitados no fue menos que el que tuvo en el Pedro de Heredia; pero igual que allá, atendió a todos por igual; compartió un bien rato con los presentes, saludo a los amigos de Colombia, y se perdió por las calles de Cartagena.
Anoche lo volví a ver nuevamente junto a su amigo Celedón en La Heroica, durante la entrega de los premios India Catalina; de nuevo cantaron juntos. Esta vez sentí a Víctor Manuel mucho más cerca a la provincia, más enamorado de nuestra música; cantó lo clásico, y homenajeo al folclor vallenato. Al igual que el maestro Leandro Díaz, se rindió ante los encantos de “Matilde Lina” como cualquier mortal, y cómo no hacerlo, sí cuando Matilde camina, hasta sonríe la sabana, sonríe el 'Valle' y sonríe la vida.
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